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viernes, 23 de diciembre de 2011

España: el gobierno más reducido de la democracia (II)

Por Mirta Balea

El presidente Mariano Rajoy dejó claro el día de su investidura que se propone sanear las cuentas, impulsar la competitividad, reformat el sector financiero y el mercado laboral, para lo cual ha nombrado un gabinete con base técnica.

Se trata de políticos con experiencia, al menos dos han sido ministros con anterioridad y  varios vienen de la Transición, como califican los españoles a la etapa desde la muerte del dictador Francisco Franco a la aprobación de la Constitución democrática y la instauración del primer Gobierno democrático.

Hay fiscales, catedráticos, abogados del Estado o Inspectores de Trabajo avesados en los manejos de la Administración, pero como todo Gobierno responden al perfil del presidente y su visión de lo que se espera de ellos es similar a la de éste.

Los ministros, al tomar ayer posesión de sus cargos, parecían llevar un lema principal: llamados al diálogo, a la unidad y reconocimiento a la labor de quienes les precedieron en sus respectivas funciones. El propio Rajoy evitó las críticas al Ejecutivo anterior durante su debate de investidura, porque lo menos que desea el nuevo gabinete es adelantar el momento de los enfrentamientos con la que hoy es ya la oposición.

Es la primera vez desde los años 80 que no hay vice-presidencia Económica. El presidente ha optado por otra estructura, dos ministerios, el de Economía y Competitividad y el de Hacienda y Administraciones Públicas y ha asumido para sí la dirección de la Comisión Delegada de Asuntos Económicos, porque el jefe es él.

Rajoy planea reforzar la Oficina Económica adscrita a la presidencia, así que no solo conducirá la Comisión antes dicha, esencial en el trazado de la estrategia de recuperación, sino que dejará en manos de este think tank la capacidad para controlar y coordinar todas las medidas económicas durante sus cuatro años de mandato.

El organismo estará formado por técnicos, que coadyuvaran a la tarea de los ministerios de Economía y Competitividad y de Hacienda y Administraciones Públicas. Esto supone que irá en otra dirección muy diferente a la del Ejecutivo anterior en que la Comisión de Asuntos Económicos se convirtió en un contrapoder desde el que partían todas las iniciativas sin dejar margen a otros organismos.

Al ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, le tocará centrarse en las políticas de expansión, productividad, generar confianza de los inversores, ampliación de los mercados internacionales y viajar a Bruselas, en tanto que al ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, le corresponderá la política de reformas (reducir el déficit y ordenar los territorios).

Aun queda la tercera pata de la mesa, la ministra de Empleo y Seguridad Social, Fátima Báñez - allegada a la vice-presidenta Soraya Sáenz de Santamaría-, que pretende convertir su espacio en la escena de un diálogo permanente con los agentes sociales, grupos políticos y comunidades autónomas. Su hoja de ruta conlleva ofrecer estabilidad al empleo, flexibilidad interna a las empresas y formación. Ha señalado que dará prioridad al paro juvenil y defenderá las pensiones.

A de Guindos le toca el reto de culminar la re-estructuración del sistema financiero exigida por la Unión Europea y organismos internacionales como modo de recuperar la fluidez de  los créditos. Para llevar a buen término este propósito deberán sanearse los balances de la banca, que, junto al desajuste fiscal, constituyen un factor importante para la desconfianza en España de los inversores.

Esto lo colocará en la tesitura de decidir si apoya la creación de un banco malo, encargado de engullir los activos tóxicos de las entidades financieras y sobre el que se habría mostrado partidario cuando todavía era consejero del Banco Mare Nostrum.

Los gobiernos son como un iceberg: lo más importante está sumergido. Así que el ministro de Economía tendrá que desvelar su preferencia, para ver si coincide con lo que le propuso su antiguo jefe, el ex-ministro de Economía, Rodrigo Rato, o lo deja correr como desean los presidentes de los dos bancos más importantes de España: Emilio Botín, del Santander, y Francisco González, del BBVA. Rajoy ha eludido de momento pronunciarse sobre este tema.

Desde las filas del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), se lanzaron dardos al nuevo ministro de Economía por haber sido el representante en España del Lehman Brothers, cuyo solo nombre evoca el incio de la actual crisis financiera internacional y cuya quiebra no vieron venir los sesudos de los organismos financieros internacionales.

Los nuevos ministros han empezado a remangarse la camisa, mientras Rajoy, que tanto ha ansiado habitar la Moncloa, se resiste a hacerlo ahora y va a esperar a que pase la Navidad para mudarse, convirtiendo el Palacio de Gobierno en tan solo su lugar de trabajo y toma de decisiones por el momento.

Otra cosa es lo que pasa en el PSOE, donde los primeros fogonazos de un humeante campo de batalla han comenzado a verse en su sede de la calle Ferraz. En la esquina azul, la aspirante frustrada Carme Chacón, que rindió armas cuando Zapatero le pidió que retirara su candidatura a la presidencia española en favor de Alfredo Pérez Rubalcaba. Ambos presentarán sus candidaturas para la secretaría general de la organización en el Congreso del próximo febrero.

Chacon lidera una plataforma llamada Mucho PSOE por hacer, en la que ha criticado al Ejecutivo socialista saliente por haber perdido tiempo con el tema de la crisis. A ella se opone otra, autoproclamada Yo sí estuve allí, que reivindica el trabajo de Zapatero.

El perfil presidencialista del Gobierno, con una vice-presidenta que acapara mucho poder, al extremo de que Rajoy ha delegado en ella el control del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), hasta ahora bajo la dirección del ministerio de Defensa, e integrado por una derecha moderada, brindan alguna  confianza en que el anclaje del Partido Popular en la primera línea política de la nación no se caracterizara por el capricho y los vaivenes o por decir un día esto y al otro, lo contrario.

Los ministros de Rajoy tendrán ocasión de ocuparse de la Administración del país, sin pensar tanto en política, aunque deberán poner especial interés en informar a los ciudadanos, cansados de tanta macro-economía, de las alternativas a sus decisiones, de los costes y las consecuencias de lo que se pretenda legislar en su nombre.

Sáenz de Santamaría, en su dualidad de vice-presidenta y portavoz del Gobierno, asumirá la tarea de elaborar las justificaciones sobre las reformas y su marcha. Aunque no creo que cargue con esta labor como el penitente con su cilicio, expiando la culpa con el dolor. El quehacer parlamentario de esta joven mujer ha mostrado que la capitanía de los grandes barcos ha dejado de ser un bastión masculino en el mundo civilizado.

Enlazar con: http://lasnoticiasdemirta.blogspot.com/2011/11/espana-un-nuevo-ciclo-de-gobierno.html
http://lasnoticiasdemirta.blogspot.com/2011/11/espana-los-candidatos-cara-cara.html

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