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domingo, 5 de febrero de 2012

Siria: la tortuosa vía de la política



Por Mirta Balea

Rusia y China han votado en contra de una resolución descafeinada del Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU) con el fin de detener la brutal violencia en Siria y en la que ni siquiera se pedía la salida de Bashir el-Assad o la intervención militar internacional al estilo libio.




Esta técnica de neutralización practicada por los gobiernos de Moscú y Pekin desde octubre pasado con un texto similar, intenta minimizar la conducta del régimen sirio o justificar lo injustificable, después de 11 meses de bombardeos indiscriminados contra la población y la muerte de 7.100 personas y la desaparición de unos 15.000 opositores, según el centro de Documentación de la Violación de Derechos Humanos de la ONU.




El proyecto de resolución propuesto por Marruecos, en respaldo a un informe de los observadores de la Liga Arabe en Damasco, contó con mayoría de votos este sábado, pero desaparecerá aún así en el éter por el veto de dos de los miembros permanentes. El texto habría ocupado su lugar, como otros tantos del organismo internacional, más por las omisiones que por las exigencias. A última hora se realizaron arreglos para adaptarlo a los votantes más conspicuos a ponerle peros.




El texto buscaba con los cambios congraciarse con Rusia y China, que calificaban de "inadmisible" la marcha de El- Assad", como pidió la Liga, y abogaban por el "diálogo nacional" y no por la "imposición de la ONU". Así que no se incluyeron más sanciones ni intervención militar, esto último explícito a petición de Moscú, ni llamaba a los países del mundo a limitar sus envíos de armas a Siria como han hecho Estados Unidos, la Unión Europea y el mismo organismo árabe.




La restricción sobre la ayuda militar a El-Assad habría encajado muy bien en un documento por el que se pretendía frenar la violencia. Pero Rusia mantiene con el régimen contratos por valor de 1.500 millones de dólares y Amnistía Internacional denunció, la pasada semana, que las armas rusas seguían fluyendo aún cuando la Liga Arabe realizaba su inspección sobre la situación del conflicto, en apoyo de los esfuerzos de la ONU.




El veto ha provocado la ira de varios diplomáticos occidentales en la ONU. El embajador francés Gerard Araud expresó que era "un día triste para el Consejo de Seguridad, un día triste para los sirios y un día triste para los amigos de la democracia" y añadió que Rusia y China se han convertido en cómplices de una política represiva.




Claro que represión la que realizan los gobiernos de Moscú y Pekin en sus respectivos países y que no es objeto de resolución internacional alguna. El embajador aleman Peter Wittig, quizás con la mente puesta en esta contradicción, apuntó que el Consejo de Seguridad ha fallado en estar a la altura de su responsabilidad. El presidente norteamericano Barack Obama fue aún más allá y opinó que quien masacra a su pueblo no debería gobernar.




Cuando la Liga Arabe alertó el pasado jueves del recrudecimiento del conflicto, el embajador ruso en la ONU, Vitaly Churkin, trazó las líneas rojas aceptables para su gobierno en caso de acordarse una resolución, lo que arrojó esperanzas de que pudiera aprobarse el borrador presentado por Marruecos. Al final, ha resultado una escaramuza diplomática para inyectar oxígeno en un régimen que, le guste o no a Moscú, tiene sus días contados.




Hace menos de una semana, en plena elaboración de la resolución vetada por los dos miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, tenían lugar enfrentamientos entre las fuerzas regulares y los rebeldes del Ejército Libre de Siria, brazo armado del opositor Consejo Nacional Sirio (CNS), que da órdenes desde Turquía.




Los combates se realizaban cuerpo a cuerpo, al estilo de la guerra de guerrillas, para impedir que los rebeldes se hicieran con Damasco y el aeropuerto. Los regulares lograron desalojarlos hacia los suburbios y les han impedido enterrar a sus muertos, con lo que se corre el peligro de epidemia. Los residentes se han visto obligados a huir de sus casas ante la brutalidad de la represión desatada en la capital, especialmente dirigida ahora a hacer pagar a los colaboradores.


Los rebeldes no pueden enterrar a sus muertos
El régimen sirio llama a esta irrupción en los domicilios de manera indiscriminada "la caza del terrorista" para afianzar las proclamaciones de El-Assad de que los insurgentes forman parte de alguna facción de Al Qaeda, esa multinacional del crimen que tanto asusta a Occidente.




En la escena internacional, desde finales de la II Guerra Mundial, ha habido un cambio en las reglas de juego en lo que atañe a las contiendas militares. La insurgencia ha resultado siempre una amenaza, de la que se hablaba poco y se estudiaba menos en las academias militares hasta el descalabro norteamericano en Vietnam en 1975.




Los rebeldes están dispuestos en todo momento a seguir luchando sin importarles los obstáculos; creen en su causa, sea justa o no, y luchan seguros de que les confiere el poder necesario para vencer, desestimando el poder militar y el armamento a que deban enfrentarse. Esto es lo que les permite resistir, contra todo pronóstico,  y colocar al mundo ante una idea tan ingenua, que ha estado presente en la mayoría de conflictos de baja intensidad a lo largo del siglo XX hasta nuestro días y ha dado lugar a muchas victorias de los populares en armas.




El presidente sirio, como hizo el libio Muamar el Gadafi con sus treguas en los momentos más álgidos de la guerra en Libia, ignora sus propias amnistías y sigue deteniendo a opositores para matarlos directamente. El Centro de Comunicación de la Revolución Siria informó de la muerte de 255 civiles el pasado jueves, algo que corroboró el general sudanés Mohamed al Dabi, jefe de los observadores árabes, cuando afirmó que los índices de violencia se dispararon significativamente en los días en que ellos ejercían su misión.




Los enfrentamientos armados tienen particular virulencia en Damasco, Hama, Idleb y Homs. Esta última ciudad registra el mayor número de víctimas en el país. El secretario general de la Media Luna Roja en Siria, Abdul Razq Yibiro, perdió la vida en uno de los tiroteos en las afueras de la capital.




En cuanto a la correlación de fuerzas interna, no todo el pueblo sirio se ha alzado en armas. Muchos temen lo que podría sobrevenir de ganar los rebeldes, altamente influidos por los islamistas, como la experiencia apunta en Egipto, Túnez y Libia. El CNS, que pasa por ser la principal fuerza aglutinadora de opositores y que tiene bajo su mando a un ejército de casi 20.000 desertores, recibe una importante influencia de los Hermanos Musulmanes sirios, de los que se sabe poco.




La otra corporación opositora, el Comité Nacional para el Cambio Democrático, de corte nacionalista, se ha hecho fuerte en el interior, pero a nadie escapa que quien conquiste Damasco y Aleppo controlará el país y en esto ha fijado su meta el Ejercito Libre Sirio del CNS.




Rusia e Irán figuran a "sotto voce" entre los principales proveedores del régimen, al margen de que este suscite también el apoyo de India, Pakistan y hasta de Sudáfrica, aunque quizás no con tanto compromiso como son los casos de Moscú, Teherán y Pekin. Los rusos tienen en Siria la única base militar fuera de su propio territorio y buscan una salida al mar por esa vía.




Los rebeldes cuentan por su parte con el respaldo de Catar y Arabia Saudita, cuyos fondos van a parar a los islamistas del CNS. Varios diarios británicos y norteamericanos apuntan de que podrían estar siendo entrenados por especialistas de los cuerpos de Inteligencia de Estados Unidos y Reino Unido, como se hiciera antes  con los insurgentes librios.




La existencia de grupos salafistas entre los opositores ha servido a El-Assad para asustar a su propia población y logrado manifestaciones de apoyo real al régimen, que es en lo que se han basado Rusia y China para impedir la viabilidad de al menos dos resoluciones de la ONU para prestar tiempo al presidente sirio en su estrategia de manejar los hilos de cualquier solución negociada.




Los iraníes no se han quedado de brazos cruzados ante la situación de conflicto en Siria, siendo como son sus mayores aliados en la zona, y han pretendido abrir un diálogo con la oposición, en especial con los Hermanos Musulmanes, para que acepten las reformas propugnadas por el régimen, entre estas, la convocatoria de elecciones.  El pez, sin embargo, no ha mordido el anzuelo.




El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, había llamado a detener los asesinatos "con un texto consensuado" entre los miembros del Consejo de Seguridad , cuando existían esperanzas de aprobar la resolución, porque "la guerra en Siria es un riesgo para la paz mundial".




Convertida en una gran prisión y sin la legitimización de la oposición en armas, que se habría conseguido con el texto vetado, hay margen para pensar que El-Assad, como Gadafi, está dispuesto a matar más que a morir por mantenerse en su puesto y él, como en un momento dado el líder libio, cuenta todavía con apoyos importantes.




Enlazar con: http://lasnoticiasdemirta.blogspot.com/2012/01/siria-la-suerte-esta-echada.html
http://lasnoticiasdemirta.blogspot.com/2011/11/siria.html
http://lasnoticiasdemirta.blogspot.com/2011/10/libia-muerte-de-un-dictador.html
http://lasnoticiasdemirta.blogspot.com/2011/08/libia-guerra-y-paz.html

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