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martes, 26 de junio de 2012

Egipto: andar con la rueda de repuesto

Egipto mural sobre comicios



Por Mirta Balea


El ruido rebotaba entre los edificios adyacentes a la plaza Tahrir, en El Cairo, los niños y sus padres gritaban a pleno pulmón, parecía verse a lo lejos la fumata blanca: el pueblo, libremente, en unos comicios similares a los de las democracias occidentales, había elegido un presidente para Egipto, un nuevo rais, que, además, no era militar.




Un presidente civil, elegido libremente, parecen ser los resultados principales de la votación que ha dado al islamista Mohamed Musir la oportunidad de que haga algo bueno por su país después de más de medio siglo de jefes de gobierno venidos de los estamentos militares y que erigieron a su alrededor, para mantenerse, un tejido de corrupción administrativa y de prebendas. El Ejército ha llevado, como no,  su propio candidato Ahmed Sharif derrotado por un margen de tres puntos.




Sharif fue responsable indirecto de la caida en la primera vuelta de las elecciones de Amro Musa, expresidente de la Liga Arabe, quien parecía irradiar para Occidente un cierto halo de pragmatismo laico. Pero quien se enfrentó en la segundo ocasión a Musir no solo era el candidato de los militares por su pasado castrense sino también de los coptos.




Esta es una minoría religiosa que representa a un 10% de la población y ha temido todo este tiempo la llegada de un islamista al poder. Desde las revueltas árabes, han debido sufrir muchos ataques de los extremistas musulmanes salafistas, interesados en que en Egipto no exista más opción religiosa que el islam. Por eso dieron su voto a Sharif, último primer ministro del derrocado Moubarak, que había tenido una política de condescendencia hacia otras creencias.




El litigante en nombre de los militares no ha ocultado en los discursos de la campaña su desprecio por las revueltas que pusieron fin al reinado de Moubarak e incluso dijo que de salir elegido presidente no dudaría en enviar al ejército a la plaza Tahrir para contener nuevas protestas. Aún así ha obtenido casi un 48% de los votos, frente a los 51,7% del nuevo presidente.




Morsi es presidente del Partido Libertad y Justicia, brazo político de los Hermanos Musulmanes (HHMM). Este grupo político-religioso, desde su constitución hace 84 años en Egipto, ha perseguido la creación de un estado islámico basado en la sharia, ese conjunto de reglas morales por las que se rigen los musulmanes. Como pionero de esta idea del estado islámico, La Hermandad - la que estuvo afiliado el extinto líder palestino Yaser Arafat cuando estudiaba en la universidad de El Cairo-ha sacado buen provecho de las revueltas iniciadas el 11 de febrero del 2011. Mediante su red de servicios sociales pudo instalar puestos médicos y de alimentos para hacer llevaderas a la población las largas jornadas de protesta de estos meses. De manera que ha logrado salir del ostracismo hasta funcionar dentro del entramado oficial.




NO ha sido por la fuerza de la oratoria que los militares han permitido a los islamistas ganar posiciones en el último año. La prensa egipcia ha reflejado en sus comentarios sobre la situación interna que la Junta Militar y los HHMM han vivido un matrimonio de conveniencia, con negociaciones ad hoc, sin luces ni taquígrafos, para impedir que con la llegada a la presidencia de un islamista se persiga en los tribunales los crímenes del período transitorio y se garantice el respeto a la posición privilegiada del Ejército.




En las elecciones legislativas de enero de este año, el partido de Mosir obtuvo un 38% de escaños y los sectores salafistas un 29% a través del Partido Al Nur. El Tribunal Constitucional, a instancias de la Junta Militar, declaró hace 10 días como inconstitucional a un tercio de  los diputados al recuperar, de forma arbitraria, el contenido de una ley de la época de Moubarak y aplicarla a la etapa pos-Moubarak. El resultado inmediato fue la disolución de la Cámara con lo que el nuevo presidente tiene en sus manos un cargo vacío de contenido, que ni siquiera puede jurar ante el Parlamento, como fijan las normas.




Los comicios egipcios han levantado en todo el mundo una gran expectación. Nada más cerrarse el plazo de presentación de candidaturas el pasado 8 de abril, se podían observar sin necesidad de lupa las fisuras en el proceso. Comenzaba una dura lucha por el poder entre islamistas y militares y seguían sin dar señales de vida política y social las mujeres. Entre 1.300 aspirantes que, al final quedaron menos de una veintena, no había representación femenina.


Tribunal Constitucional egipcio


La única que lo había intentado, la expresentadora de televisión y una política calificada de utópica, Buzaina Kamel, no logró  las 30.000 firmas necesarias, ni el aval de algún partido o siquiera de 30 diputados, tal y como demandaba la ley electoral, un desenlace más que esperado. Solamente 8 mujeres pudieron llegar a diputadas en los comicios de enero último y , como dato adicional, un solo copto alcanzó las gradas de la Cámara.




Los HHMM habían presentado a otro candidato, el millonario Jairat al Shater, pero ésto desató una polémica agria en el interior de la Hermandad, que optó a última hora por Musir, porque también había despertado un rechazado fuerte en la población manifestado a través de las redes sociales donde se le llamaba de todo menos bonito. Este resulta  en la práctica el representante de un sector empresarial muy fuerte de corte islamista, al que solo le interesa poner en marcha la economía nacional para beneficio propio y carece de escrúpulos en cuanto a permitir ciertas violaciones de la ley. Es un enorme grupo enfrentado a Gamal Moubarak, hijo del derrocado presidente, y que resultó exonerado de los delitos de corrupción y malversación en el mismo juicio en que su padre fue condenado a cadena perpetua.




Mursi pudo entra en la partida debido a la caída en desgracia de al Shater y se ganó de paso el mote popular de rueda de repuesto. Las elecciones han demostrado que aunque llega huérfano de poder, la Hermandad tiene mucho que decir en este toma y daca pot el resparto del pastel entre el Ejercito y los islamistas. Algunos analistas afirman que cualquiera candidato del grupo habría ganado, incluso si se hubiera llamado Bugs Bunny. Sin embargo, hay que señalar también que los HHMM enfrentan una nueva etapa y si, como han venido intentando hacernos creer, sus posiciones en principio extremistas han cambiado a moderadas, deberá caminar también un largo trecho en esta dirección.




Gamal Abdel Naser, principal líder político del mundo árabe durante su presidencia entre 1956-1970, los había confinado prácticamente a la clandestinidad por sus ideas panislamistas que entraban en contradicción con las panarabistas del hombre que había liberado a Egipto de la monarquía de Faruz y proclamado la República. Esas ideas llevaron a la Hermandad a una posición conciliadora, que no convenció a nadie. Por un lado renunciaron públicamente a la lucha armada y a las ideas de califato restaurado y al propio tiempo crearon bajo cuerda grupos terroristas, de los que el más activo ha sido la al-Gama'a al-Islamiya.




Los integrantes del brazo terrorista de los HHMM perpetraron los atentados del World Trade Center en 1993, la muerte del presidente Anuar el Sadat en 1981, en venganza por haber suscrito los acuerdos de paz de Camp David con Israel, y el intento de hacer lo mismo con Moubarak, por lo que fueron condenado y encarcelados sus cabecillas. A mediados de los 90 del pasado siglo tenían unos 5,000 combatientes, aunque son cifras sin confirmar porque podían ser más.




La Hermandad está representada en varios países árabes como Jordania con el Frente de Acción Islámica y en palestina con Hamas, que es su referente, algo que no resulta de dominio público. La obsesión durante mucho tiempo de eliminar a Israel del mapa de Oriente Próximo y la llegada al poder en Egipto de uno de sus miembros parece haber despertado inquietud en el vecino país, que comparte  240 kilómetros de frontera, que abarca el desierto del Sinaí, santuario en la actualidad de grupos terroristas al servicio de Al Qaeda.




El pasado 18 de junio tuvo lugar un incidente en el límite egipcio-israelí cuando un nacional y un saudí, revindicando consignas de Al Qaeda, fueron liquidados por militares judíos tras haber dado muerte a un obrero lugareño. Puede que Mursi haya proclamado durante su campaña electoral que respetaría todos los tratados internacionales suscritos por Egipto. Pero dijo también a la agencia iraní Farsi que revisaría los de Camp David, por los que el país recibe 1.500 millones de dólares de ayuda de Estados Unidos en función de la paz regional.




Egipto ha entrado en una zona de turbulencias con el ptoyecto Renacer de los HHMM, cuya principal consigna resulta: el islam es la solución y que Mursi tendrá que ejecutar de mantenerse en la línea ideologíca que le ha ayudado a alcanzar el poder.

Enlazar con: http://lasnoticiasdemirta.blogspot.com.es/2011/11/egipto-nuevas-revueltas-por-el-poder-de.html

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