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lunes, 11 de junio de 2012

España y los hombres de negro





Por Mirta Balea


La bandera blanca sacada por España para recibir dinero de la Unión Europea (UE) se parece cada vez más al famoso número pi, que aparece con frecuencia e inesperaradamente en el cálculo de las probabilidades y que no deja de sorprendernos ante su capacidad ubicua. Incluso un lego en matemáticas puede comprender la dimensión del desastre de un sistema bancario español en vía de desplome. El contagio de otros países de la eurozona habría sido inevitable.


Como si tuviera en sus manos una vara zahori para saber dónde se encuentra el agua, el presidente español Mariano Rajoy intentó explicar ante las cámaras este lunes la razón de solicitar una línea de crédito para sanear los balances de la banca y que el Eurogrupo había concedido en una cuantía de hasta 100.000 mil millones. Tanto el jefe del Ejecutivo como los ministros de Finanzas de la UE evitaron en todo momento la palabra rescate, aunque lo es, incluso con carácter sectorial.


Rajoy habló de que España no ha sido intervenida, lo cual es cierto si comparamos la situación con la ayuda brindada antes a las macroeconomías de Grecia, Portugal e Irlanda, señalando que se debe al paquete de reformas sacado adelante por su gobierno en los últimos cinco meses. Puntualizó en la misma comparecencia que el préstamo no afectara al déficit presupuestario nacional, en contra del criterio de su propio ministro de Economía, Luis de Guindos, y de cualquier persona sensata que coja un lápiz y un papel y saque cuentas.


Ciertamente en la economía nacional no estamos hablando de ingresos o gastos del Estado, que son los cómputos para el déficit, pero los intereses a pagar por el dinero que finalmente se pida dentro del margen concedido incrementarán en 10 puntos porcentuales la deuda pública porque los intereses constituyen, sin duda, una erogación para las arcas públicas y esto sí afecta al déficit.


Al solicitar un préstamo para recapitalizar los bancos españoles, el gobierno reconoce que los balances de estas entidades financieras han subestimado y mucho las pérdidas de la burbuja inmobiliaria que los ha llevado a rozar la barrera del desplome. Las instituciones se prestaron dinero entre sí como signo de confianza en buena medida utilizado para la construcción especulativa y así estalló lo que se conoce como burbuja inmobiliaria, a pesar de los constantes llamados de atención del Fondo Monetario Internacional y otros organismos financieros internacionales.


El gobernador del Banco de España, Miguel Angel Fernández Ordoñez, utilizaba solo luces de posición para señalar la situación, sin iluminar el camino. El balance negativo de la autoridad monetaria española, encargada de fiscalizar y controlar el funcionamientos de la cuentas en bancos y cajas, sirvió a la expansión crediticia incontrolada y a la concentración de un riesgo sobresaliente, que al final ha requerido el salvavidas lanzados desde el exterior.


Parece que ha llegado el momento de pedir responsabilidades a los que han gestionado mal el sistema financiero, desde el gobernador saliente hasta el más modesto de los directivos de un banco o caja de ahorros. La fiscalía anticorrupción tiene en su punto de mira a la fusión de cinco entidades agrupadas en Bankia y ha pedido todos los documentos para despejar dudas o tomar las medidas necesarias. Los españoles esperan que la escoba no pare de barrer.


El dinero del préstamo comunitario fluirá a las entidades financieras mediante la institución oficial del FROB, creada por el anterior gobierno. El ministro de Guindos ha calculado que no sobrepasan un 30% las cajas de ahorro necesitadas de esta ayuda en créditos blandos, cuyo interés oscilaría entre un 3 a un 4%, bastante mejor que el de los mercados. El Tesoro paga ahora por los bonos a 10 años un 6%. Como se puede apreciar con este último dato, España ha logrado continuar financiándose a costa de elevar el tipo de interés por su deuda.



Tanto si el dinero proviene del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera, que dispone de unos 500.000 millones de euros, de los cuales están comprometidos la mitad en los rescates anteriores a Grecia, Portugal e Irlanda, como si se hace a través del Mecanismo Europeo de Estabilidad, que aún tiene que recaudar los 700.000 millones de euros previstos para su funcionamiento permanente, la devolución del préstamo será responsabilidad del Estado español y esto ha puesto nerviosos a los ciudadanos y a la oposición.



El secretario general del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Alfredo Pérez Rubalcaba, ha reclamado que el dinero llegue a los ciudadanos para que puedan pagar hipotecas y a las empresas sin liquidez. Para esto pretende que el parlamento vigile y proponga medidas mientras dure el proceso de recapitalización de las cajas a fin de que el monto se devuelva a las arcas públicas.



Un sector del PSOE, encabezado por Carme Chacón, que perdió las elecciones a la secretaria general frente  a Rubalcaba, cree que debe iniciarse un proceso de investigación contra el gobierno del Partido Popular (PP) por haber pedido el crédito, entendiendo que supone una dejación de soberanía. El líder socialista debe haber calculado los riesgos que supondría una acción de esta naturaleza para los gestores económicos de la crisis durante la pasada legislatura, en la que gobernó su partido. Así que sobre esto se ha mostrado moderado e incluso ha llegado a afirmar que ayudará al gobierno a pasar el Rubicón.


La recuperación de la prima de riesgo, para que no sobrepasa más que en 50 puntos a la alemana ( referencia del mercado), y restaurar la confianza de los inversores tendrán lugar de manera gradual porque lleva tiempo recuperar la credibilidad. En cuanto a que el crédito fluya de inmediato a los ciudadanos, hay que tener en cuenta que también tardará porque las entidades contaminadas estarán obligadas como primer paso a prescindir de oficinas y de plantilla y a vender sus activos en Bolsa. Se preve por la prensa el cierre de 13.000 oficinas y un ajuste de 35.000 empleados.



La Comisión Europea, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo han repetido por activa y por pasiva que las medidas adoptadas por el acual Ejecutivo tendrían que haberse tomado desde hace casi dos años. En esta valoración, entraría el cambio de gobernanza en el Banco de España que permitió a las entidades bancarias en bancarrota llegar a esta situación. Rajoy aseguró que "si el Ejecutivo no hubiera hecho los deberes en estos meses ... se hubiera planteado la intervención" de España.



La UE había entrado en pánico desde hace dos meses con el impredecible desenlace de la situación política en Grecia, donde ha habido que convocar nuevas elecciones para esta semana para poder formar gobierno. La más probable victoria de la plataforma de izquierdas Syriza podría derivar en una suspensión oficial por Atenas de los programas de austeridad en marcha, con motivo de la operación de rescate de principios del pasado año, y de los futuros pagos del crédito concedido. En estos momentos, los analistas no descartan una fractura del euro y en consecuencia la paralización del proceso de unidad economica del club. Para evitarlo, Bruselas ha cedido a las demandas españolas, a pesar de la oposición de Alemania, que pretendía un rescate de toda la economía, y este giro ha permitido a Rajoy sacar pecho.



El Ejecutivo no se ha visto abocado a renunciar y convocar  elecciones, como lo hicieran Grecia, Portugal e Irlanda en un momento similar, aunque no exactamente igual, porque a España le ocurre como a Italia, son estados demasiado grandes para ser rescatados. Incluso entre ellos hay diferencias. El déficit se come un 60% del Producto Interno Bruto español, mientros lo hace en un 120% en el caso italiano.



El gobierno ha preferido quedarse con el mensaje positivo que lanza a los mercados con este acuerdo y aumenta sus esperanzas de que la prima de riesgo se relaje y deje de mostrar el demencial e injustificable camino de subidas de los últimos meses. Espera también que ceda la presión sobre la deuda soberana. La decisión de lanzar un SOS para sanear el balance financiero de la banca aporta estabilidad y confianza y ayuda a la consolidación del euro, según los analistas de diarios tan influyentes como The Wall Street Journal y The Financial Times.


Al eliminar dudas sobre los pagos por uno de los factores que generan mayor desconfianza, el estado del sector financiero, el mejoramiento de las cuentas públicas españolas atajará probablemente el riesgo de contagio sistémico en la eurozona. Las exigencias del gobierno, al ser una ayuda directa a estas entidades, se centraran en los accionistas y no en la sociedad. Algunos analistas creen que podrían verse afectados los ahorradores, pero este riesgo parece asumible por la banca. Habría habido mucho menos peligro si la inyección de capital se hubiera hecho de manera directa a los bancos para  no engordar la deuda pública.



La UE venía vigilando a España e Italia muy de cerca en sus reformas, así que esta acción se incrementara con este giro de los acontecimientos. El acuerdo alcanzado con el Eurogrupo supone la llegada al país de lo que la prensa llama los hombres de negro, supervisores enviados por la Comisión Europea, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo para ver cómo se invierte su dinero y garantizar el pago de los intereses y la devolución íntegra del crédito.


Para Moncloa, según han explicado en los últimos tres días el presidente Rajoy y el ministro de Guindos, lo principal es contener el déficit público y privado y cruzar los dedos para que la reforma laboral surta el efecto deseado: la creación de empleo, porque "sin crédito no hay inversión; sin inversión no hay empleo y sin empleo, la gente no puede trabajar, las administraciones dejan de tener ingresos y no pueden sostenerse los servicios públicos". Pero, parafraseando a Rubalcaba, tampoco es que hayan llegado "los Reyes Magos" a España.

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