¡España en llamas!

Por Mirta Balea

La juventud, las fuerzas para luchar y los sueños emigran de España. Las ciudades y pueblos se hacen más pequeños y aún así el gobierno predica sobre lo positivo de sus medidas ignorando todo el descontento y pobreza que se mueve a su alrededor. Como no sea a los Borrowers, ya no podrá seguir echando la culpa, al menos, al Partido Socialista Obrero Española (PSOE).

El presidente Mariano Rajoy sabe que ha pedido crédito, incluso dentro del Partido Popular (PP), donde le critican a sotto voce, y entre quienes le votaron para ver si lo hacía mejor que el PSOE y que ahora dicen que lo está haciendo doblemente peor.

Los que votaron a los populares piensan de manera cáustica: ¡al gobierno, que le den! y las autoridades tienen ocasión de sacar sus cuentas, lo que no ha impedido a Rajoy decir con la boca llena que hay que tener paciencia porque su gobierno "sabe lo que hace".

Se olvida esta administración que no es más que eso, un grupo de personajes colocadas en determinados puestos para administrar adecuadamente el país, y que deben rendir cuentasa quienes les pagan, informar en suma a la sociedad de qué se disponen a hacer y cómo. Eso de pedir a la gente que confíe ciegamente como si hablara de un dogma solo se da en la religión.

Aún así, apresuran el paso para implantar un programa económico que resulta diametralmente opuesto al que anunciaron antes y durante la campaña electoral y que engatusó al electorado para obtener una mayoría de votos. Las prisas para poner el país del revés, darle la vuelta al bienestar social de que gozaba la población se justifica porque a no ser que tenga lugar un milagro en el que la economía despegue y se bajen los impuestos, no les votará ni el gato en 2015.

En la mochila nacional, están los políticos, que como los funcionarios, luchan cada uno por lo suyo, de ahí que el PSOE se apee ahora con recetas que podría haber aplicado en la anterior legislatura, cuando mandaba. Pero es que hasta el mayor partido de la oposición tiene problemas internos que ralentizan su paso y le impide recobrar prestigio.

Después tenemos a los sindicalistas y agitadores, siempre con el puño en alto, sin ofrecer soluciones viables, lanzando las consignas de siempre de acabar con lo que pasa de a huevo y dejando en la mente de quienes los oyen una pregunta: ¿Y después qué?

Al fondo de la mochila, las víctimas, un 27% de la población económicamente activa sin trabajo y casi dos millones de familias con todos sus miembros en esa situación.

Es cierto que para ver los resultados de una gestión se tarda tiempo, pero las reformas y acciones económicas realizadas hasta ahora por el PP solo han traído más carencias de las que ya había con el PSOE debido a la crisis global. Nada de lo realizado ha contribuído a una mejora de la situación, sino que ha agravado el paro, el déficit y la deuda.

Mientras se espera, además, la gente tiene que tener un techo bajo el cual cobijarse, comida para llevarse a la boca, garantías de salud y educación, un bienestar social mínimo, según ha quedado consignado en la Declaración de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.

Por cierto que, en ese documento, no se habla nada de ayudar a los bancos a mantenerse a flote, aunque tampoco que deberían resarcir a la sociedad por el descalabro nacional a que la han llevado. Lo que sí dice es que un gobierno debe procurarle bienestar a los ciudadanos.

Uno se pregunta si el gobierno de Rajoy es muy cínico o muy estúpido para no saber hacia donde se dirige un país con un 57% de jóvenes en edad laboral sin posibilidades de trabajar. Muchos han emigrado, otros se resisten a perder su suelo, pero quizás el tiempo y las dificultades le obliguen a esto porque nadie quiere ver su vida deteriorada antes de disfrutarla plenamente como corresponde.

Comisiones Obreras y Unión General de Trabajadores, los dos mayores sindicatos del país, alertaron de que 400 mil trabajadores madrileños corren el riesgo de que su salario pase a ser de grado mínimo el próximo 8 de julio cuando vencen los convenios colectivos de trabajo, dentro de los nuevos cánones aprobados con la reforma laboral del PP. Y esta noticia aparece en la prensa junto al Balance de Criminalidad del Ministerio del Interior en el que puede constatarse que los robos en viviendas de la capital han subido en un 13% en lo que va de año.

¿Paciencia? ¿Antes o después de comer? ¿Antes o después de pagar la hipoteca?, clamaba un ciudadano. Si mi dinero se destina a pagar créditos que abonan otros créditos cada día con mayor interés, no se puede pagar la educación ni la salud pública de mis hijos y mi familia, señalaba haciendo uso de esas facultades mentales que el gobierno no cree que tenga la sociedad puesto que le pide que crea en su gestión, a pie juntillas, y se abstiene de explicar nada más por temor a que no se comprenda.

Una dirigente catalana declaró hace unos días que "lo importante es que haya gente pija y rica, porque son los que gastan". El nivel ético, moral, intelectual, cívico y humano del PP -puesto que nadie ha salido a desautorizarla- define las simpatías y comportamientos del gobierno de Rajoy con el poder financiero, los ricos y los altos cargos bancarios.

Algunos medios han destacado en estos días lo bien que se ha portado el vicepresidente del Banco Santander (el más importante de España), Alfredo Sáenz, al renunciar a su puesto por estar sujeto a un proceso judicial que pone en entredicho su honorabilidad como banquero. Lo destacable no es que haga lo que en justicia debería realizar cualquier persona de bien, sino que cobrará una pensión de 88,1 millones de euros, según "compromisos al cierre del ejercicio 2012".

España, a pesar de tener el mayor impuesto sobre Personas Físicas o IRPF de la media europea, resulta que no recauda lo suficiente porque el peso principal descansa en las clases medias asalariadas, muy afectadas por la pérdida de empleo y poder adquisitivo.

El pasado año se recaudó por la vía tributaria un 36,5% del producto interno bruto o PIB, según los datos de la agencia europea Eurostat. Esto sitúa a España en la cola de Europa (solo por delante de Irlanda) y supone una caída del orden de los 50 mil millones.

Desde 2011, España tiene uno de los tipos máximos de IRPF dentro de la Unión Europea (UE) y los ingresos no aumentan a pesar de las repetidas subidas de impuestos desde 2010 durante la etapa del socialista José Luis Rodríguez Zapatero y ahora de Rajoy.

Las rentas medias y medias-altas se llevan la peor parte (máximo de 50.000 euros anuales) y no los siete puntos básicos para las que pasan de los 300.000 euros anuales.

El tipo medio general español (21%) del Impuesto Añadido al Valor de los Productos o IVA está aún por debajo de la media europea de un 21,13%. Un informe de una consultora, sin embargo, destaca que España fue el país que más incremento el gravamen en 2012 y aunque Rajoy dijo recientemente que no habrá más aumentos, nadie las tiene todas consigo porque Bruselas y el Fondo Monetario Internacional le conminan a hacerlo.

La capacidad recaudatoria del IVA ha caído en 5.000 millones en lo que respecta a la pérdida de valor adquisitivo de la población y el fraude fiscal sigue oscilando entre un 19 y un 28% del PIB. El dinero que se ha dejado de percibir por esta situación llega a 100 millones de euros, según la organización Tax Justice Network.

El presidente dice, sin embargo, que España está "en el umbral de revertir su situación económica" y que "la última parte del 2013 mejorará sustancialmente". Calificó -ante la Asamblea Anual del Instituto de la Empresa Familiar- que su primer año de legislatura ha sido "positivo" y aseguró que los seis millones 200 mil parados resulta una cifra que "no le ha sorprendido".

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